Hay dos formas de ver la vida:
– Una es con complacencia y agrado,
– La otra es con queja y enojo.
El ingrediente principal de la infelicidad es la queja.
Cada vez que te quejas le estás pidiendo al universo que llegue más de lo que no te agrada.
Cada vez que te quejas dejas abierta la puerta de la amargura.
Con cada queja te cierras a la abundancia.
Cuando te quejas atraes pobreza mental, espiritual y económica.
Cada queja que sale de ti, endurece tu corazón.
Abre la puerta de la abundancia, llena tu boca de agradecimiento, tus ojos de complacencia y tú corazón de amor.
Cambia la queja por agradecimiento, esa es la varita mágica de la que tanto se habla…