LOS PELIGROS DE UNA DIETA HIPOCALÓRICA

Una dieta hipocalórica suele ser una de las primeras opciones entre las personas que no son conscientes de la importancia de una buena nutrición. Si estás buscando perder grasa, volumen o peso, bien para verte mejor o bien para mejorar tu rendimiento físico al sentirte más ligero, puede no ser la mejor opción.

Y es que en este tipo de dietas se eliminan aquellos alimentos que aportan más calorías a nuestra dieta y en ocasiones se prescinde de algunos necesarios, como los carbohidratos o las grasas insaturadas. La pérdida de peso se produce por el acceso del organismo a las reservas energéticas, al detectar una disminución de las calorías. Sin embargo, esto tiene un importante efecto rebote, además de otros peligros para nuestra salud.

Ni es bueno seguir una alimentación rica en calorías, ni tampoco lo es una dieta hipocalórica.

¿ERES DEPORTISTA? ESTOS SON LOS PRINCIPALES PELIGROS DE UNA DIETA HIPOCALÓRICA

Si realizas ejercicio, seguir una dieta hipocalórica no es una buena idea. En primer lugar, porque con ella reducimos masa muscular. Los músculos son los primeros en perder volumen cuando no ingerimos las calorías necesarias y recuperarlos nos puede costar bastante esfuerzo. Por ello, se recomienda el consumo de proteínas entre deportistas. De hecho, estés siguiendo o no una dieta, las proteínas nos ayudan a ganar músculo.

Por otro lado, también podemos ver cómo se debilita el sistema inmunológico.  La baja ingesta de calorías suele llevar consigo la   falta de nutrientes esenciales como vitaminas y antioxidantes, lo que nos hace tener   más predisposición a sufrir enfermedades, al tiempo que disminuye nuestro   rendimiento físico pues no se obtiene la energía necesaria a través de la alimentación.

Otro de los peligros de una dieta hipocalórica es que puede provocar desequilibrios   hormonales. Esto es debido a la alteración de la hormona cortisol, la llamada “hormona del estrés”, que puede elevar sus niveles al detectar la reducción de ingesta de nutrientes. Esto no solo nos puede provocar irritabilidad, también cansancio y fatiga, lo que repercutirá en nuestro rendimiento físico.

 

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