Todos sabemos que necesitamos hacer ejercicio regular para estar sanos y sentirnos bien. Pero la mayoría lo tenemos como un tema pendiente, año tras año, que no conseguimos solucionar. ¿Cuánto tiempo llevas diciéndote a ti mismo: “Tengo que ponerme ya”?

En enero y septiembre nos apuntamos al gimnasio o decimos que vamos a empezar a correr… y nos dura dos semanas. Seamos sinceros, cuando nos da por algo y lo empezamos, la mayoría fracasamos al poco tiempo, somos “seres perezosos” y nos cuesta tener constancia, sobre todo en algo que nos supone un esfuerzo.

En general, al ejercicio le damos poca prioridad porque “no tenemos tiempo, entre el trabajo, la casa, las compras, los niños… Parémonos un segundo: ¿De verdad que de 168 h que tiene una semana somos incapaces de hacer una sola hora de ejercicio?

Y cuando la excusa no es el tiempo, es el “no tengo dinero”, o “hace mucho calor”, o “hace mucho frío”, o “hoy tengo la regla”, o “hoy estoy triste”, o “no tengo a nadie que me acompañe”, o “estoy demasiado cansado”.

Si encontráramos una actividad física que nos gustase y nos llenase, tampoco necesitaríamos descansar tanto, porque el ejercicio nos hace estar más activos, alegres, y animados

¿Cómo podemos estar cansados de estar todo el día sentados? La mayoría nos pasamos 8-10 h trabajando en una silla y queremos sentarnos cuando cogemos el metro. Quizá, lo que necesitamos, es descansar mentalmente (desconectar y descargar). Como humanos, estamos hechos para aguantar mucho más físicamente de lo que hacemos actualmente. Así que no, no estamos realmente cansados; físicamente podemos hacer mucho más de lo que creemos.

Como decía antes, lo que sucede es que mentalmente estamos agotados, no nos queda energía vital. ¿Te gestionas y organizas bien tus tareas? ¿Sabes decir que no, pones tus límites y miras por ti de vez en cuando? ¿Tienes tiempo para ti? ¿Haces cada semana actividades que te llenen?, o ¿llegas a junio que ya no puedes más mental y físicamente? Si es así, hay que replantear prioridades y horarios. Porque nos merecemos disfrutar de la vida, más allá del trabajo y la familia.

Cuando nos sentimos físicamente cansados, por lo general, hoy en día, puede ser también porque no le estamos dando al organismo todos los nutrientes que necesita (que no quiere decir que no comamos suficiente, sino que no le estamos proporcionando lo que realmente necesita), o quizá que está demasiado intoxicado o inflamado por contaminantes, hormonas, tóxicos y componentes sintéticos derivados de una alimentación no saludable. Es normal, entonces, notar que “nos pesa todo”.mnm

El ejercicio ayuda a contrarrestar todos estos efectos físicos y mentales. Todo el mundo sabe que después de hacer ejercicio está más animado, activo y alegre.

¿Por qué los profesionales de la salud somos tan pesados con el tema de hacer ejercicio?

Ya sabemos que practicar ejercicio físico ayuda a prevenir casi todas las enfermedades que existen, pero, como todo lo que tiene un resultado no inmediato y a largo plazo, no le damos mucha importancia. No nos sentimos en peligro como para tener que hacerlo ya, si realmente nos supone más esfuerzos que beneficios inmediatos.

Pero, ¿sabías que sí podemos notar beneficios a corto plazo?

– Eliminación de toxinas.

– Aceleración el tránsito intestinal.

– Regulación de los niveles hormonales y regulación de los niveles de azúcar en sangre.

– Activación de la circulación.

– Generación de endorfinas (que producen sensación de felicidad y euforia mejorando los síntomas de ansiedad, bajas y subidas de energía y ánimo e insomnio).

Reducción del estrés. El ejercicio también incrementa la producción de noradrenalina, que modera la respuesta del cerebro al estrés.

– Mejora indirecta de la autoestima y autoconfianza, la capacidad por ser fuerte y sentirse capaz de seguir con algo difícil.

– Ayuda a regular los ciclos circadianos, es decir a dormir cuando hay que dormir, y a estar despierto cuando hay que estarlo.

– Ayuda a controlar la “adicción” hacia lo dulce o los carbohidratos debido al metabolismo de la dopamina.

– Fortalecimiento del sistema inmune. Imprescindible para combatir infecciones y candidiasis (hongos).

– A nivel intelectual, mejora de la memoria, prevención del deterioro cognitivo y la capacidad cerebral: favorece las conexiones entre neuronas, así como el aumento de una proteína llamada BDNF, que facilita la toma de decisiones.

¿Cómo empezar?

Puede ayudar mucho un reloj de estos tan modernos que cuentan los pasos o que dicen que hay que moverse más, pero la cuestión es querer empezar (paso preliminar), y organizarse:

SELECCIONA TU PATOLOGÍA E INFÓRMATE A FONDO

– Mala circulación

– Obesidad y sobrepeso

– Estrés 

– Etc…

Consejos

– Nos lo tenemos que plantear seriamente. Empezad ya, el momento es ahora, ¿por qué demorarlo para más adelante?, ¿por qué siempre lo dejamos para el lunes cuando podemos hacerlo ya?

– No hay que levantarse a las 6 de la mañana de un domingo para salir en bici o a correr.

– No hace falta ir al gimnasio cada día.

– La cuestión, como todo en la vida, es que, si el ejercicio se siente como una obligación, apaga y vámonos. Porque en la vida todo son obligaciones, y estamos deseando tener libre albedrío.

– Dejad de pensar: “Tengo que… tengo que”.

– Buscad una actividad con la que disfrutéis; hay mil actividades, alguna habrá que os guste, ¿no?

– Y pensad: “Quiero probar esto, quiero ir a practicar lo otro porque me hace sentir bien…”. Seguramente al principio este tipo de frases no saldrán solas, por eso es bueno tenerlas apuntadas cerca e irlas repitiendo al principio; como todo, la mente también se puede entrenar, y la tenemos más entrenada para lo negativo que para lo positivo.

Ejercicio de motivación

Coge el móvil (seguro que lo tienes a mano). Abre una nota. Escribe “Motivos por los que quiero practicar ejercicio cada semana” o “Deportes que me motivan” y realiza una lista. Haz una foto de la pantalla. Póntela de fondo de la pantalla bloqueada.

Ejemplos de motivos:

– Sentirme más fuerte física y emocionalmente

– Poder subir las escaleras más ligeramente

– Estar más activo y positivo con mi gente

– Sentirme con fuerzas para realizar algo en mi vida

– Me veré y me verán mejor

– Me sentiré más animado y energético

– Mejoraré mi enfermedad

– Quemaré grasa

– Perderé peso

– Conoceré a gente

– Me distraeré

– Me puedo duchar fuera de casa tranquilamente

– Es una forma de tomar tiempo para mí, de mimarme

– Me divertiré

– Me superaré, sabré que puedo realizar lo que me propongo y superarme continuamente

– Cabré en la talla X

– Me podré poner un biquini sin sentirme mal

– Tendré los muslos (glúteos, abdominales…) más firmes

– Estaré en forma para una boda (embarazo…)

Escribe una carta de compromiso contigo mismo:

Yo, ….., me quiero, y quiero cuidarme, quiero sentirme mejor y verme mejor. Por ello me comprometo a cambiar. Me comprometo conmigo mismo a ponerme las pilas y empezar a hacer más ejercicio. Por ello voy a … (meta)

Por ejemplo:

  • Ir a bailar dos veces por semana (días y horas)
  • Buscar un centro de yoga que me guste (esta semana probaré tales sitios a tales horas…)
  • Etc.