Sukha: comodidad, ligereza. Suavidad.
Sthira: estabilidad, actitud alerta: 
Sin estas dos cualidades, no hay asana.

Si cuando practicamos posturas estamos “luchando” contra ellas, entonces no estamos practicando Yoga. Si, por el contrario, nos relajamos tanto que nuestro cuerpo y mente pierden la calidad de atención, tampoco. La unión de la firmeza y la relajación únicamente es posible con una tercera fuerza, que es la atención.

Si, por ejemplo, en una postura, debemos llevar un brazo hacia arriba, tenemos que atender qué nivel de firmeza requiere. Podemos relajar por completo los músculos antagónicos, o sea, aquellos que no precisamos contraer en esta postura, y al mismo tiempo afirmar los que sí deben actuar, juntando las cualidades de sthira y sukkha. Si esto ocurre, la conciencia impregna cada célula del brazo, la materia sufre una verdadera transformación. Esta actitud de firmeza y relajación es psíquica y emocionalmente también una actitud muy deseable en cualquier actividad que tengamos en la vida cotidiana.

Mientras estás practicando se consciente del núcleo de tu cuerpo. Siéntelo lo más relajado, blando, expandido como te sea posible en cada momento, en todas las posturas, durante toda la sesión.

En esta práctica vamos a avanzar en las posturas paso a paso, haciendo series preparatorias para cada Asana.

El enfoque de la clase es de Hatha Yoga, el yoga más conocido y tradicional; e Iyengar, que adapta las posturas de Hatha Yoga con soportes y variantes para todos.

En todo momento, conectarás de manera consciente con tu respiración y con la capacidad de permanecer en estado meditativo durante el transcurso de la práctica. Trabaja sobre todo la fuerza muscular, la flexibilidad, nos sirve para reducir o eliminar el estrés, para mejorar nuestra postura corporal y el control de nuestro cuerpo y respiración.

Las posturas que trabajamos en Construyendo Asanas son las que van a estar dentro de la secuencia de Yoga Dinámico

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